Ponemos a su disposición la tesis titulada «El Sistema de Cargos o Mayordomías en la festividad de la Virgen Inmaculada Concepción del Cusco», donde se sostiene que los principios que dan forma y sentido a dicho sistema son: las normas y el discurso del clero católico, la categorización social de la Virgen, la re-interpretación de los poderes específicos de la deidad y, finalmente, la práctica de la reciprocidad y la redistribución de bienes, servicios y poderes sagrados entre la deidad, los mayordomos y los feligreses.
Los resultados más importantes de la investigación son: En primer lugar, las normas y el discurso que manifiesta y difunde el clero católico determinan, en parte y en espacios limitados, la forma y el sentido en que se desenvuelve el sistema de cargos o mayordomías. El dogma de la Inmaculada Concepción de María, como precepto teológico, tiene un impacto mesurado en la fidelidad ritual de las devotas y devotos, y más bien actúa, junto a la estructura eclesiástica, como una institución formal y legítima en donde pueden subsistir interpretaciones independientes que proponen los feligreses desde su cosmovisión.
En segundo lugar, los devotos y devotas le confieren una categoría social preferente y poderes específicos a la Virgen Inmaculada Concepción. La categoría social de “La Linda” es consecuente a la alta posición que ocupan sus devotas y devotos en la estructura social y de poder del Cusco contemporáneo, y esto define un conjunto de actitudes y comportamientos que tanto la Virgen como los feligreses deben manifestar para diferenciarse como grupo. Los poderes específicos atribuidos a “La Linda” se basan en una característica física que presenta la imagen: fue tallada gestando al entender de las devotas y devotos. Esta condición física, sumada a una re-interpretación particular del dogma de la Inmaculada Concepción, permite asignar a la Virgen los poderes de la concepción y la maternidad, pero además es depositaria de la fuente de la reproducción, la fecundidad, la fertilidad y la vitalidad.
En tercer y último lugar, la reciprocidad y la redistribución de bienes y servicios constituyen los principios filosóficos y prácticos que, aunados a la devoción, permiten el funcionamiento y la proyección del sistema de cargos o mayordomías. La hurk’a, aquel conjunto de dones ofrecidos por los mayordomos para comprometer el apoyo de los feligreses, es la base del sistema, es el ADN, porque devela un esquema tripartito de redistribución de poderes, bienes y servicios entre una dadora original (“La Linda”), los intermediarios o dadores iniciales (los mayordomos) y los receptores del don (los feligreses). Como tal, dicho modelo redistributivo presenta las mismas características de una mink’a prehispánica. Pero además, reciprocidad y redistribución están pautadas y legitimadas por la consolidación del prestigio social y por el fortalecimiento de alianzas sociales y sagradas. El prestigio es una necesidad social que se construye y mantiene a partir de una adecuada redistribución de los dones en términos de calidad, cantidad y amabilidad. Mientras tanto, los vínculos socioreligiosos -como soporte orgánico del sistema se construyen a través de la renovación de las relaciones de parentesco y de la utilización de las redes sociales productivas.
Donaldo Pinedo.